jueves, 4 de febrero de 2010

Literatura juvenil


 El Arresto

Tiene derecho a permanecer en silencio… Todo lo que diga puede ser utilizado en su contra… Tiene derecho a no hablar hasta tener un abogado.
De pronto desperté, desperté de forma brusca, mire a mi alrededor y todo estaba oscuro. Me encontraba frente a una mesa, sentado en una silla y esposado a esta. Quise levantarme, movilizar mis extremidades me fue totalmente imposible. Pronto unos focos me deslumbraron, directamente en los ojos. Una sombra se veía a lo lejos, poco a poco se fue acercando hasta darme cuenta de que se trataba de un simple policía. Sus cejas estaban totalmente arqueadas y me daba a entender que estaba sorprendido pero… ¿Por qué? Fue cuestión de tiempo que cambiara la expresión de su cara. Estaba enfadado, parecía deseoso de hacer su papel de poli malo, aunque el bueno parecía no estar presente.
Enseguida comenzaron las preguntas. Se sentó enfrente mía, mirándome fijamente a los ojos. No podía evitar dirigir la mirada hacia otro lado, pero él lo impedía con su enorme grito de desesperación, diciéndome que le mirara a los ojos. Así, tras mirarle a la cara, decidió formular su primera pero no última pregunta (fue directo y conciso):- Tienes pinta de buen chico, dime… ¿Por qué? Quiero decir, ¿qué te impulsó a planear semejante crimen?- No lo sé señor-. Era lo único que me salía de la boca, sinceramente, no sabía que hacía yo allí ni que pretendía aquel policía. Para que comprendáis mejor la historia, remontaremos un tiempo atrás, para ser exactos, dos meses…

Sequiré escribiendo, si quereis más, pedidlo en javierparraga97@hotmail.com =)...

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